La secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México asegura que su gestión ha sido responsable y a la altura de los desafíos de sostenibilidad que enfrenta la capital
Los retos ambientales de una gran metrópoli como la Ciudad de México son inmensos. La urbe más grande de Latinoamérica ha vivido durante décadas una batalla cuesta arriba por mejorar la calidad del aire al tiempo que su parque vehicular aumentaba a un ritmo más acelerado que la tasa de natalidad; garantizar el suministro de agua pese al crecimiento constante de la mancha urbana, o hacer más eficiente la gestión de basura, que se genera a diario a razón de decenas de miles de toneladas.
El diagnóstico de los expertos para sobrevenir las amenazas a la frontera de sostenibilidad de la capital encierra medidas urgentes y, por lo general, de muy poca popularidad política. La cartera de Medio Ambiente suele ser "una silla caliente", en especial si es una parte prioritaria del gobierno en turno. Tanya Müller no ha sido la excepción. "Se ha demostrado con hechos que estamos dispuestos a tomar decisiones difíciles y es con hechos como hacemos frente a nuestra responsabilidad en esta megaciudad", afirma la secretaria desde su despacho al pie del Zócalo capitalino.
La mala calidad del aire ha sido uno de los problemas que ha aquejado la ciudad por décadas y en 1992 fue "distinguida" por las Naciones Unidas como la más contaminada del mundo. La capital había tocado fondo y, a partir de ese momento, comenzó una serie de esfuerzos para revertir esa situación. Uno de los últimos eslabones de esa cadena fue el año pasado bajo el Gobierno de Miguel Ángel Mancera con el endurecimiento del programa "Hoy no circula", que restringe el uso de los automóviles un día a la semana de acuerdo con sus emisiones. En una ciudad con seis millones de coches, las críticas no se hicieron esperar. "Desde 2011 tenía que haberse actualizado el programa y no se hizo en su momento por el costo político", responde Müller.
"En la Ciudad de México hay una gestión integral de la calidad del aire porque no sólo se ha dado continuidad a las políticas públicas y a instrumentos como Proaire [la estrategia del Gobierno capitalino], sino que se han hecho muchas mejoras que no son visibles a primera vista hacia la población pero que son muy importantes", defiende y señala las cuatro pantallas que hay en su oficina y que reportan en tiempo real los niveles de contaminantes en la capital. La titular destaca, por ejemplo, los avances en el inventario de emisiones que "tenía muchos años sin mejorarse" y que ha permitido tener un pronóstico con 24 horas de anticipación para prever una contingencia ambiental. "Nuestro inventario fue calificado al nivel de París o Vancouver", asegura.
Las exigencias son cada vez más altas. Después de varios años de reducciones en los niveles de contaminación y tras un estancamiento en el último lustro, 2016 fue calificado como el año de las contingencias: había que remontarse a la “época gris” de 1993 para encontrar uno con más registros negativos. La llamada de atención sirvió para que las autoridades federales bajaran los parámetros para decretar las contingencias a 155 partes por billón.
Los nuevos criterios permitieron que se tuviera un mayor margen de prevención, pero también produjeron resultados mediáticamente más escandalosos. En mayo pasado, en plena temporada de ozono, se decretó la contingencia ambiental más larga en la zona metropolitana desde 2000 que duró más de cinco días. "Si anteriormente hubiéramos tenido el mismo parámetro habría habido 50 días de contingencia en 2006, 248 en 2000 y 303 en 1994", ataja Müller y añade que los estándares prácticamente no se mejoraron de 1990 a 2006. "Hay una gran diferencia: la cantidad de vehículos que tenemos ahora es mucho mayor", agrega. Las autoridades federales y locales insistieron en que "más larga" no significó que fuera la peor.
En medio de los señalamientos por el periodo prolongado de contaminación, Müller fue duramente criticada tras publicar un tuit acompañado con una imagen en la que se veía la Ciudad de México con el cielo totalmente despejado. La secretaria reconoció en varios espacios que se trató de "un error humano". La estrategias de comunicación importan y dos semanas después de la entrada en vigor de una nueva y ambiciosa norma de separación de basura, el Gobierno mantiene una campaña intensa en medios para difundir la nueva disposición entre la ciudadanía.
"La ciudad tiene una política ambiental integral que, más allá de decirlo, se demuestra con las inversiones que se han hecho y con las decisiones que se han tomado", afirma. Müller defiende también que su administración ha sido la que más ha invertido en infraestructura ciclista y en los bosques urbanos. "Al final del día me quedo con que tenemos los datos para decir que hemos tenido una política responsable y con reconocimientos internacionales que no se habían dado antes", apunta.
Fuente: El País (31 de Julio del 2017)