AUTOR: LUIS LUJÁN CÁRDENAS
Periodista-Sociólogo
Actuar bajo la política de Estado 33, fortalecer la gestión integrada de los recursos hídricos (especialmente en la creación de Consejos de Cuenca), otorgarle mayor autonomía y presupuesto a la Autoridad Nacional del Agua (ANA) y desarrollar una nueva política y estrategia para los conflictos sociales es clave y urgente para el progreso nacional.
Satisface la preocupación de los candidatos presidenciales respecto al tema del agua, aunque sus propuestas no mencionan la importancia de la gestión integrada de los recursos hídricos, y la necesidad de políticas sobre su uso eficiente y responsable, la orientación de la demanda poblacional y la inversión privada hacia las cuencas con gran oferta líquida, la mitigación de los efectos del cambio climático y la investigación para el desarrollo.
Con sus equipos técnicos deben tomar conciencia que el agua es un recurso finito, sensible y altamente estratégico en el nuevo siglo. El agua es una herramienta de gran poder contra la pobreza, por sus efectos inmediatos en el bienestar social; y un importante aliado para impulsar toda actividad económica (agraria, industrial, extractiva, energética, etcétera) generando empleo, justicia social, paz, desarrollo y mayor democracia.
El Plan Nacional de Recursos Hídricos establece una inversión total de 153,909 millones de soles al año 2035. Fija como rubros más importantes la inversión en la mejora y aumento de la cobertura de agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas residuales en zonas de pobreza, así como el desarrollo del riego para la ampliación sostenible de la frontera agrícola, entre otros.
La realidad hídrica nacional demanda el fortalecimiento del Sistema Nacional de Gestión de Recursos Hídricos. Así también estudios e investigación integral (hidrológica, social, económica, climática, etcétera) de nuestros recursos hídricos, cuenca por cuenca. Actualmente, la ANA ha concluido estudios en doce cuencas y ahora ha iniciado una evaluación hídrica en 55 cuentas y 33 intercuencas.
Son necesarios una mayor infraestructura hidráulica y un mejor control de la calidad del agua para reducir la contaminación por los desechos poblacionales. Aquí desempeña papel importantísimo el fomento de la cultura del agua, que debe ser igualmente una política nacional en la que los medios de comunicación deben ser aliados sí o sí, más aún ante los efectos del cambio climático y sus consecuencias económicas y sociales.
Asimismo, hay que reformar el marco normativo, elaborar nuevas estrategias para revertir el estrés hídrico en Lima, Ica y Tacna y otras ciudades, recuperar el lago Titicaca, contrarrestar el deshielo de glaciares, acelerar la formalización del uso del agua, agilizar la aprobación de estudios de impacto ambiental, y fortalecer los organismos desconcentrados con mayores recursos humanos, económicos, infraestructura, transporte y equipos.
El nuevo gobierno asumirá muchos retos respecto al agua. La base institucional está dada, ahora es cuestión de construir la gobernanza hídrica.
Publicado por: El Peruano (26 de Mayo del 2016)