Venezuela, una jaqueca para las multinacionales
El complejo sistema cambiario ha contribuido a la escasez en Venezuela. Natalie Keyssar para The Wall Street Journal
Maxwell Murphy y Kejal Vyas
Hacer negocios en cualquier país del mundo puede ser riesgoso. Y ni hablar de Venezuela.
Con la inflación más alta del continente americano y al menos cinco devaluaciones en la última década, el país sudamericano sigue siendo un signo de interrogación para las empresas.
En poco más de un año, Venezuela inventó un sistema de tres tasas de cambio que alimentó un mercado negro. Aunque muchas multinacionales se aferran a tipos de cambio más favorables por razones contables, esos días podrían llegar pronto a su fin.
"Prevemos pérdidas enormes para las empresas... es sólo el comienzo", advirtió Ángel García Banchs, director de la consultora de Caracas Econométrica. "Lo único que puede resolver este problema es una completa reforma del modelo económico".
Los precios de toda clase de bienes, desde la mantequilla a los televisores de pantalla plana, son fijados por el gobierno, que también limita las ganancias corporativas a 30%. Sin embargo, cualquier ganancia se evapora con rapidez, porque la inflación anual se acerca a 60% .
Y la ampliación de los controles de precios impuestos por el presidente Nicolás Maduro, quien sucedió al fallecido Hugo Chávez en abril de 2013, ha exacerbado la escasez de artículos básicos como harina de maíz, baterías para autos y papel higiénico, desatando violentas protestas callejeras desde comienzos de febrero.
El sistema de tasa de cambios altera las reglas de juego para las empresas, dependiendo de su rubro. A la tasa oficial del gobierno, que pueden usar las firmas que importan bienes esenciales como alimentos y medicinas, el dólar estadounidense cuesta 6,3 bolívares.
Las empresas invitadas por el gobierno pueden pagar una tasa intermedia de 10 bolívares por un dólar, pero para las compañías que forman parte de la categoría más nueva, un dólar cuesta 50 bolívares, lo que las obliga a analizar el verdadero valor de sus fábricas e inventarios en Venezuela.
Para quien no pueda obtener dólares a través de los canales oficiales, la tasa del mercado negro es de alrededor de 70 bolívares por dólar. La moneda estadounidense es vital para Venezuela, que importa hasta 80% de lo que consume; 96% de sus exportaciones son productos de petróleo.
Ricardo Sanguino, presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, afirmó hace poco que las autoridades trabajan para unificar las tasas de cambio y reactivar la economía.
Por ahora, al menos, las empresas afrontan el dilema de qué tasa de cambio usar cuando cierren sus balances al final del trimestre y los inversionistas deberían prepararse para nuevas rebajas contables.
Avon Products Inc. adoptó la tasa más nueva que sancionó el gobierno en el primer trimestre y asumió un cargo contable de US$42 millones, mientras que Estée Lauder Cos. absorbió un cargo de US$38 millones. La mayoría de las empresas aún calcula los valores de los activos con tipos de cambio más favorables.
Desde comienzos de abril, las tasas de cambio en Venezuela han sido mencionadas como un problema real o potencial en sus ganancias por más de un centenar de multinacionales, frente a apenas ocho en el mismo período del año previo, según el proveedor de datos Morningstar.
Goodyear Tire & Rubber Co., Herbalife Ltd. y Energizer Holdings Inc. anunciaron que al nuevo tipo de cambio tendrán que asumir pérdidas contables de US$235 millones, US$103 millones y US$62 millones, respectivamente.
Algunos negocios no se concretan debido a la falta de dólares para pagarles a los proveedores. La principal cámara de la industria, Conindustria, estima que el gobierno tiene una deuda de US$10.000 millones con el sector privado.
Las automotrices se han visto particularmente afectadas ya que carecen de los dólares para pagarles a sus proveedores. Fuel Systems Solutions Inc., un productor de sistemas de combustible a gas natural para autos, con sede en Nueva York, no vendió ni una parte en Venezuela entre octubre y abril debido a que las automotrices no disponían de dólares, afirmó Pietro Bersani, director general financiero de la empresa.
Ford Motor Co., que detuvo temporalmente la producción de su Fiesta y otros vehículos en Venezuela, ingresó en la categoría de tasa de cambio intermedia en el primer trimestre y registró un cargo de US$310 millones. Ford indicó que concluyó que necesitaría esta tasa de cambio para acceder a dólares en el futuro. La empresa prefirió no decir si adoptará el tipo de cambio más reciente.
"Recibimos un compromiso del gobierno de Venezuela para ayudar a resolver los temas y para lograr que nuestra producción se reanude para comienzos del próximo mes", sostuvo la empresa en un comunicado.
General Motors Co. hizo una rebaja contable de US$400 millones en el primer trimestre, e indicó que cada devaluación de 10% del bolívar desde la categoría intermedia la obligaría a realizar una rebaja contable de US$100 millones. Chrysler Group LLC registró una rebaja de US$129 millones en el primer trimestre y advirtió que "podría haber cambios significativos a la tasa de cambio en trimestres futuros".
Al mismo tiempo, algunas empresas con muchos bolívares deben acudir a la creatividad. El mercado virtual argentino MercadoLibre Inc. está invirtiendo sus ganancias venezolanas en bienes raíces comerciales para protegerse contra la inflación, indicó Pedro Arnt, director general de finanzas de la firma.
Bersani, de Fuel Systems, no prevé que haya "claridad o algo cercano a ello" respecto al destino del bolívar a corto plazo. Se tienen que llenar ciertas vacantes en el banco central y el gobierno debe establecer una política cambiaria permanente y que funcione, pero dijo que no es tan pesimista sobre la posibilidad de encontrar una solución en última instancia.
Otros no están tan seguros. Cansados de la incertidumbre, algunas aerolíneas están abandonando el país. Air Canada dijo en marzo que dejará de volar a Venezuela y Alitalia planea hacer lo mismo el mes próximo.
Wolfgang Koester, presidente ejecutivo de FiREapps, que asesora a clientes sobre riesgo cambiario, afirmó que en algún momento, los ejecutivos dirán: "No puedo ver la meta y me retiro".
Publicado en The Wall Street Journal el 27 de mayo del 2014