El fallo de la haya y oportunidades para la pesca en nuestros países
Carlos E. Paredes, Hugo Salgado
1. El lunes pasado la Corte Internacional de La Haya dio a conocer su fallo sobre el límite marítimo entre Chile y Perú. Como era previsible, el fallo tuvo una naturaleza salomónica, dándole parcialmente la razón a ambas partes, pero lo más importante es que le puso punto final a la larga discusión sobre límites marítimos entre ambos países. Y hay que resaltar que esto es lo más importante desde el punto de vista económico y político.
2. Seamos claros, el valor económico de poder explotar la biomasa de anchoveta que se ubica en la zona anteriormente en disputa es bajo en relación a las actividades pesqueras y a los intereses económicos de ambos países, incluyendo grandes inversiones y migración con fines laborales en ambas direcciones. Expertos consultados señalan que la captura media que se puede obtener al año en la zona originalmente reclamada por el Perú -y no concedida por el Tribunal- sería de 65 mil ton/año, un monto muy limitado en relación a la captura total conjunta que puede fluctuar entre 6 y 7 millones de toneladas por año.
3. El fallo estableció el paralelo como límite marítimo hasta las 80 millas náuticas y una línea equidistante a partir de este punto. Se estima que el stock de anchoveta en la zona se mueve hasta la milla 60, por lo que el fallo de la Corte no afectaría a la distribución de la pesca de esta especie entre ambos países. Aunque la flota industrial peruana ahora podrá pescar en la zona concedida, la verdad es que el valor generado por esta actividad también es relativamente pequeño en relación al valor de la producción pesquera de ambos países.
4. La realidad es que Chile y Perú comparten la riqueza del Gran Ecosistema Marino de la Corriente de Humboldt, el ecosistema marino más rico y productivo del mundo. Y como cualquier ecosistema dinámico y complejo, éste debe ser manejado en base a criterios científicos, donde la unificación del conocimiento generado en ambos países podría traer grandes frutos.
5. Como es ampliamente conocido, diversas decisiones –tanto privadas como públicas- se postergaron hasta conocer la resolución del Tribunal. Ahora es momento de seguir adelante con la agenda bilateral, la cual es extensa y podría ser aún más ambiciosa e incluir aspectos asociados al manejo conjunto de las pesquerías en la zona. La colaboración en el manejo del stock de anchoveta presente en esta zona es precisamente uno de los puntos pendientes de la agenda bilateral. Si ambos países establecen un programa de investigación conjunta que permita fijar cuotas de pesca y periodos de veda de manera coordinada, se podrían generar grandes ganancias en términos económicos y ambientales. La existencia de una Ley de Pesca y un enfoque de manejo similar a ambos lados de la frontera facilitará el establecimiento de esta colaboración, lo que se transforma en una oportunidad de la que ambos países podrían verse beneficiados.
6. Si hacemos las cosas bien, en un corto tiempo podríamos transformar la mentalidad de “hay que pescar todo lo que se pueda antes que lo pesque el vecino” a una forma de pensar en que prevalezca el convencimiento de que en ambos lados de la frontera debemos pescar en base a criterios y objetivos comunes y a información transparente y compartida. Porque de lo que se trata es de preservar un recurso común, que debe seguir estando allí para el beneficio de las generaciones futuras de chilenos y peruanos que podrán seguir disfrutando este don que la naturaleza nos regala.
Publicado en Gestión el 29 de enero del 2014