¿Un ejercicio tan dañino para la salud como una hamburguesa?

 

Nuevos estudios sugieren que correr en exceso, más de 48 kilómetros a la semana, puede ser perjudicial .

 

KEVIN HELLIKER

 

Algo extraordinario ha ocurrido en los últimos meses en el mundo de los deportes de alta resistencia: la línea divisoria entre los efectos saludables de correr maratones y comer hamburguesas con queso comenzó a borrarse.

"No estoy preocupado", dice el entrenador de atletismo Mark Sullivan, quien ha participado en más de 150 maratones. "Hay personas que viven hasta los 100 años fumando y comiendo hamburguesas con queso", bromea.

Los atletas de resistencia han disfrutado por mucho tiempo de una imagen de hierro. Pero a medida que se acumula la evidencia de que las dosis extremas de ejercicio pueden disminuir los beneficios de cantidades más moderadas, esa imagen se está dañando.

Los seis años adicionales de longevidad que serían uno de los beneficios comprobados de correr, por ejemplo, podrían desaparecer para los que corren más de 48 kilómetros a la semana, sugieren estudios recientes.

¿Y la mejora en la presión sanguínea, los niveles de colesterol y el corazón que el ejercicio ha demostrado proporcionar? Entre las personas que hacen ejercicio extremo, tales beneficios podrían ser contrarrestados por una mayor vulnerabilidad a la fibrilación auricular y la placa en las arterias coronarias, sugieren otros estudios recientes.

Los resultados de estas investigaciones están atenuando el escepticismo acerca de la posibilidad de una "sobredosis de ejercicio" reinante entre muchos médicos deportivos.

"La lección que he aprendido en 40 años de cardiología es que cuando hay tanto humo, a menudo hay algo de fuego", manifestó Paul Thompson, un especialista en medicina deportiva y maratonista que se desempeña como jefe de cardiología del Hospital de Hartford, en el estado de Connecticut.

Las preocupaciones sobre el atletismo de resistencia se han estado acumulado durante años. Dos ganadores del Campeonato Mundial de Triatlón conocido como Ironman, donde los participantes tiene que nadar 4 kilómetros, andar 180 kilómetros en bicicleta y correr una maratón, se han visto obligados a retirarse por condiciones cardiacas que requirieron cirugía.

Normann Stadler, el ganador de la competencia en 2011, se sometió a una cirugía de emergencia para reparar un enorme aneurisma aórtico, una condición muy posiblemente agravada, pero no causada, por el ejercicio de resistencia. Los estudios muestran una asociación entre el ejercicio de resistencia y un agrandamiento de las raíces aórticas.

Otras investigaciones recientes sugieren que los beneficios significativos de longevidad asociados con correr podrían disminuir o desaparecer a distancias que excedan los 48,3 kilómetros semanales, mientras que estudios muy reducidos han mostrado niveles elevados de placa coronaria en corredores de maratón en serie: un problema que, en teoría, podría ser causado por el ejercicio riguroso.

"La enfermedad coronaria viene de la inflamación y si uno está constantemente y crónicamente inflamándose, sin dejar que el cuerpo sane, ¿por qué no habría una relación entre el exceso de ejercicio y la enfermedad coronaria?", aseveró John Mandrola, un electrofisiólogo.

No obstante, los especialistas en medicina deportiva están muy divididos sobre si esto amerita una advertencia. Por cada estadounidense que lleva el ejercicio al extremo, hay miles que no hacen nada de ejercicio y que podrían tomar cualquier advertencia relacionada al deporte como una justificación para seguir de brazos cruzados.

Además, la evidencia sobre los peligros del ejercicio extremo dista de ser concluyente y es cuestionada por otros estudios que sugieren que los beneficios del ejercicio para la salud podrían acumularse hasta el infinito.

"Es cierto que la mayor parte de la protección cardiovascular proviene del ejercicio a niveles más moderados, pero hay evidencia convincente de que no hay un tope", apuntó Benjamin Levine, director del Instituto de Ejercicio y Medicina Ambiental en Dallas y profesor de medicina en el Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas.

"No quiero que nadie interprete que el ejercicio puede ser dañino" para la salud, añadió Mandrola, un ciclista apasionado. "Algunas personas hacen muchísimo ejercicio y están protegidas. Algunas tienen algún tipo de susceptibilidad individual al mismo. Soy un gran partidario de los intervalos cortos de alta intensidad", indica.

La medicina deportiva tiene un historial de ignorar señales de advertencia. Mucho después de que surgiera evidencia que indicaba que un exceso de hidratación podría tener consecuencias fatales para los maratonistas, los expertos siguieron motivando a los corredores a tomar la mayor cantidad de líquido que pudieran, lo que llevó a tragedias totalmente prevenibles como la muerte de una madre de tres de 43 años en el Maratón de Chicago en 1988.

"¿Por qué tuvieron que pasar 20 años antes de que se aceptara la evidencia original?", preguntó un artículo publicado en 2006 en la publicación especializada British Journal of Sports Medicine.

Tras la aparición de estudios recientes que encuentran niveles altos de placa coronaria en los maratonistas, la medicina deportiva está desacreditando el mito de que las carreras de fondo confieren una protección casi absoluta contra las enfermedades cardíacas. "Antes se pensaba que los maratonistas estaban protegidos", reconoce Thompson.

Aunque el especialista toma en serio la creciente evidencia sobre los posibles riesgos del ejercicio extremo, no les recomienda a sus pacientes que dejen de hacerlo. "Como ex maratonista, tengo un sesgo favorable hacia el ejercicio en grandes cantidades", asevera.

La advertencia más estridente contra los peligros del ejercicio de resistencia podría ser la de James O'Keefe, un cardiólogo deportivo y ex triatleta de élite.

Cuando se acercaba a los 50 años, O'Keefe comenzó a experimentar palpitaciones cardíacas después de hacer una rutina intensa de ejercicios. Ahora cree que el culpable era el ejercicio incesante. Un artículo que escribió junto a otros autores el año pasado en la revista especializada Mayo Clinic Proceedings indicó que "el ejercicio de resistencia excesivo a largo plazo podría inducir una remodelación estructural patológica del corazón y las grandes arterias".

Como director del proyecto de varias décadas llamado el Estudio de Salud de Corredores Nacionales, Paul Williams ha publicado decenas de artículos científicos que muestran que correr —cuanto más, mejor— confiere una variedad de beneficios de salud. Pero junto con Thompson, de Hartford, Williams acaba de completar un estudio de 2.377 corredores y caminadores que sobrevivieron infartos. Durante un lapso de 10,4 años, 526 de ellos murieron, 71,5% a raíz de una enfermedad cardiovascular.

Lo que Williams halló es que cuanto más corrieron o caminaron después del infarto, menor fue la probabilidad de que fallecieran de una enfermedad al corazón. Pero hubo un límite: no debían correr más de 7,1 kilómetros diarios ni caminar más de 10,7 kilómetros al día. Para estos participantes, el estudio concluye, "el ejercicio excesivo incrementa significativamente la mortalidad".

 

Publicado en The Wall Street Journal el 2 de junio del 2013