DETONANTES DEL INFARTO DE
MIOCARDIO
Por Teresa Romanillos
Muchas de las actividades de la vida cotidiana pueden originar un infarto de
miocardio. Conducir en una situación de tráfico denso, tomarse unos cafés o una
jornada de trabajo estresante son algunos de los factores que pueden actuar como
detonantes de un problema coronario. También lo son el practicar deporte o sexo
aunque, en este caso, hay una buena noticia: cuanto más, mejor. La práctica
habitual reduce la posibilidad de sufrir un infarto.
- Imagen: niassembly - La contaminación atmosférica, los esfuerzos físicos y el
consumo excesivo de alcohol o café son los factores más importantes asociados al
infarto de miocardio. Estas son las conclusiones de un estudio publicado en la
revista "The Lancet". Para la investigación, un equipo del Centre for
Environmental Sciences de la Hasselt University (Bélgica) realizó un análisis de
36 estudios que examinaban los desencadenantes de los ataques cardiacos. De
todos los factores, destaca la contaminación atmosférica, a la cual se atribuyen
el 7,4% de los eventos coronarios.
La contaminación atmosférica y el corazón
Numerosos estudios ya han demostrado los efectos nocivos de la contaminación
sobre la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) la sitúa en
decimotercer lugar entre las causas de mortalidad más frecuentes en el mundo. La
evidencia acumulada en los últimos años indica que el porcentaje más importante
de la mortalidad provocada por la contaminación se la llevan las enfermedades
cardiovasculares.
Aunque la contaminación atmosférica está formada por una mezcla de compuestos,
las denominadas "partículas ultrafinas", que son las más perjudiciales. La
exposición aguda a estos compuestos se ha asociado al infarto, así como al
accidente vascular cerebral y a la descompensación de la insuficiencia cardiaca.
En la investigación se recogen todos los factores que pueden originar un
infarto. Algunos tienen gran relevancia, ya que la mayoría de los individuos
están expuestos a ellos a diario. No es difícil imaginar que una persona que se
tome un par de cafés por la mañana, tenga una jornada estresante en el trabajo y
haga ejercicio por la tarde. Si todo ello ocurre en un ambiente urbano, con los
niveles de contaminación habitual, el detonante de un evento coronario puede
estar a la vuelta de la esquina.
Una actividad física intensa puede desencadenar un problema coronario, sobre
todo, si no se está acostumbrado
Según los resultados de este estudio, entre los factores conocidos que pueden
provocar un infarto, los de mayor importancia son la contaminación urbana
(7,4%), los esfuerzos físicos (6,2%), el consumo de alcohol (5%) y el de café
(5%). Las emociones, tanto negativas (3,9%) como positivas (2,4%), también
pueden estar implicadas, así como las comidas copiosas (2,7%) y la actividad
sexual (2,2%). Por último, el consumo de cocaína (0,9%) y consumo de marihuana
(0,8%) son los factores que, de forma global, provocan menos infartos.
Para valorar el impacto sobre la salud de la población de los factores
detonantes, no solo hay que tener en cuenta la potencia de cada uno, sino el
número de personas expuestas a él. De esta manera, a pesar de que el consumo de
cocaína es un potente desencadenante de infartos, en general, el número de
personas expuestas es menor comparado con la contaminación que, aunque de manera
individual no es tan potente como la droga, al afectar a multitud de personas,
tiene una mayor relevancia sobre la salud pública.
Sexo y ejercicio, cuanto más mejor
Otra de las circunstancias que puede desencadenar un problema coronario es una
actividad física intensa, ya sea por practicar deporte u otra actividad que en
determinados momentos pueda resultar vigorosa, como el sexo. En otro estudio
publicado recientemente en la revista "JAMA", sobre un total de 5.503 personas,
los autores efectuaron una revisión de una serie de estudios con el objetivo de
determinar el efecto de la actividad física y sexual episódica como
desencadenantes de un infarto. La conclusión fue que están estrechamente
relacionadas.
Esta asociación disminuye poco a poco a medida que aumenta el grado de actividad
física de las personas. Esto significa que, para un individuo con vida
sedentaria, el hecho de efectuar en un determinado momento una actividad física
importante puede resultar perjudicial y actuar como detonante. En cambio, si el
individuo efectúa ejercicio de forma habitual, el riesgo de evento cardiaco es
mucho menor.
Por otro lado, un estudio previo de similares características publicado en la
revista "International Journal of Cardiology", realizado con un total de casi
12.000 pacientes, halló que la actividad física intensa precedió el inicio del
infarto en el 6,1% de los casos y la actividad leve a moderada, en el 28,7%. De
acuerdo a los datos presentados en este trabajo, se concluye que 1 de cada 3
sucesos puede estar relacionado con algún tipo de actividad física. El ejercicio
físico provoca la activación del sistema nervioso simpático con un incremento en
la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la contractilidad del músculo del
corazón (miocardio), con el consiguiente aumento de la demanda de oxígeno de
este tejido.
A pesar de que la actividad deportiva está considerada como beneficiosa para la
salud cardiovascular, en determinadas circunstancias puede tener efectos
contrarios a los deseados y ser el detonante de un evento coronario.
SEXO Y CORAZÓN
En cuanto al sexo, otros cuatro estudios (que incluían 2.960 pacientes)
indagaron la actividad sexual como desencadenante de un infarto y evidenciaron
una asociación directa. Se considera que la actividad sexual se corresponde con
una actividad física entre moderada y liviana y que, desde el punto de vista del
consumo energético, equivale a caminar cerca de un kilómetro y medio en 15
minutos. La buena noticia es que, al igual que el deporte, cuanto más a menudo,
mejor. Jugar un partido con los amigos de vez en cuando o mantener relaciones
"de Pascuas a Ramos" conlleva un mayor riesgo para el corazón.
Fuente: www.consumer.es