TOXOPLASMOSIS:
QUÉ ES Y CÓMO SE CONTAGIA
Por Cristian Vázquez
La toxoplasmosis es una de las enfermedades más mencionadas cuando se habla de
afecciones de riesgo para el embarazo. Sin embargo, mucho de lo que suele
repetirse es erróneo o al menos no del todo cierto, por lo cual conviene aclarar
verdades y mentiras en relación con este mal.
¿Qué es la toxoplasmosis?
Se trata de una enfermedad infecciosa, que en general no es grave para la
mayoría de la población pero que puede tener graves consecuencias para mujeres
embarazadas, niños pequeños, ancianos y personas vulnerables debido a déficits
de inmunidad.
Los científicos calculan que probablemente la mitad de la población mundial
adulta haya padecido toxoplasmosis, pero como sus síntomas son muy leves o
prácticamente nulos (salvo en pocos casos en que genera fiebre, dolor de cabeza,
inflamación de ganglios y malestar general, como una gripe) el 80% de esas
personas no llegan a enterarse.
Debido a esto, en muchos casos las mujeres que quedan embarazadas ya están
inmunizadas contra la enfermedad, puesto que la han padecido en algún momento
(sin saberlo) y el cuerpo ha desarrollado defensas para no volver a enfermarse.
El problema aparece cuando la mujer contrae el parásito durante el embarazo.
¿Por qué es tan grave para las mujeres embarazadas?
La enfermedad está causada por un parásito, el Toxoplasma Gondii. Si una mujer
embarazada se contagia, el parásito atraviesa la placenta y tiene altas
probabilidades de alcanzar el feto. Cuando eso sucede, se habla de toxoplasmosis
congénita.
En tal caso, la posibilidad más grave es un aborto natural o la muerte del feto.
Si eso no ocurre, también puede derivar en problemas severos, que por lo general
se manifiestan cuando el niño tiene meses e incluso años. Algunos de esas
posibles consecuencias son: infecciones oculares, pérdida de audición,
hidrocefalia, retraso mental, problemas de aprendizaje y ataques de apoplejía.
¿Cómo se contagia?
El contagio no se produce, como frecuentemente se cree, por estar en contacto
con un gato. Para que los gatos (animales que son hospedadores del parásito)
representen algún riesgo, deben combinarse dos situaciones:
1.que el gato contraiga la enfermedad. Esto ocurre normalmente cuando el animal
come carne cruda (que alguien le da o de algún roedor o ave que él mismo haya
cazado). Es decir, si el gato vive en un piso, sin salir a la calle y sin
terraza, la posibilidad de que se enferme es mínima.
2.en caso de que la enfermedad se desarrolle en el cuerpo del gato, el peligro
estará en las heces del animal, las cuales, además, deben pasar al menos 24
horas expuestas al medio ambiente para convertirse en focos infecciosos.
En realidad, la fuente de contagio más frecuente es la ingesta de carne, frutas
y verduras crudas. Un alto porcentaje de la carne que consumimos, de hecho, está
contaminada con el Toxoplasma Gondii. Otra vía para contraer el parásito es la
leche cruda, sobre todo la de cabra. Y también el trabajo de la tierra, ya sea
de agricultura como de jardinería, dado que el parásito habita allí con
muchísima frecuencia.
¿Cómo se puede prevenir?
Basta con un mínimo de higiene y cuidado para no tener problemas relacionados
con la toxoplasmosis durante el embarazo. A continuación, algunos consejos
prácticos:
•Lavarse las manos con jabón antes y después de toda manipulación de alimentos.
•Tratar de no tener nunca las manos sucias, y si por algún motivo se ensucian,
no tocarse los ojos, la nariz ni la boca hasta que hayan vuelto a higienizarse.
•Lavar y desinfectar superficies y utensilios que se hayan utilizado para
preparar comida.
•Limpiar y desinfectar regularmente la nevera.
•Evitar las carnes crudas o poco cocidas, así como los embutidos y el jamón
serrano que no hayan sido cocinados.
•Lavar y/o pelar las verduras y frutas que se ingieran crudas. De ser posible,
hacerlo con lejía apta para alimentos, y luego aclarar bien bajo el chorro de
agua.
•En las comidas fuera de casa, evitar los vegetales crudos.
•Si hay un gato en casa, lo ideal es que no salga a la calle ni a ninguna
terraza. Si sale, que otra persona limpie sus excrementos, prestando especial
atención a que no permanezcan en la caja (o donde el gato los deje) más de 24
horas.
•Evitar también las actividades que impliquen manipulación de tierra. Si de
todas maneras se realizan trabajos de jardinería o similares, hacerlo con
guantes y después lavarse bien las manos.
Fuente: www.consumer.es