LOS AUTORES SIENTEN EL EFECTO DEL
LIBRO ELECTRÓNICO
Por Jeffrey A. Trachtenberg
La Cuando este año la agente literaria Sarah Yake buscaba comprador para la
primera novela de Kirsten Kaschock, Sleight, pensó que sería algo seguro con las
principales editoriales de Nueva York.
"Su proyecto era uno de los más ejemplares de la última década", comentó Jed
Rasula, quien desde 2001 ha enseñado en el departamento de literatura en la
Universidad de Georgia. "Sin duda pensé que encontraría quien lo publicara en
Nueva York".
Pero las principales editoriales de Nueva York pasaron por alto Sleight, una
novela sobre dos hermanas entrenadas en una modalidad artística de ficción. Una
pequeña editorial independiente, Coffee House Press, en Minneapolis , tiene
ahora previsto publicar el libro luego de pagarle a la escritora un adelanto de
unos US$3.500, una fracción de los típicos avances que las editoriales solían
pagar.
Siempre ha sido difícil encontrar editoriales dispuestas a publicar obras de
ficción, pero los autores en Estados Unidos están sufriendo el increíble impacto
de la revolución digital, la cual ya ha alterado el modelo de negocios de la
industria editorial.
Debido a que su precio es muy inferior a los libros impresos, los electrónicos
generan menos ingresos para las editoriales y las grandes cadenas minoristas
están comprando menos títulos. Como resultado, las editoriales que promovieron a
varias generaciones de escritores de ficción de EE.UU. están aprobando menos
acuerdos literarios y contratando menos novelistas nuevos. La mayoría de
aquellos que son publicados reciben avances más modestos.
Los agentes literarios y editores dicen que así como las descargas digitales de
música han significado que menos grupos y cantantes pueden vivir de los acuerdos
con las casas discográficas, un menor número de autores literarios será capaz de
ganarse la vida a medida que los libros electrónicos cobran mayor aceptación.
"Es mejor tener otra fuente de ingresos", dice Nan Talese, de la editorial Nan
A. Talese/Doubleday.
En algunos casos, las editoriales independientes han asumido la tarea de firmar
contratos con escritores prometedores. Pero ofrecen, en promedio entre US$1.000
y US$5.000 por adelantado, una fracción de los US$50.000 a US$100.000 que las
editoriales establecidas pagaban típicamente por el debut de un libro de ficción
en EE.UU.
Las nuevas economías del libro electrónico hacen que el dilema del autor sea
dolorosamente claro: un libro nuevo impreso de tapa dura con precio de venta de
US$28 tiene un rendimiento de 50% o US$14 para la editorial, y de 15% o US$4,20
para el autor. Actualmente, bajo muchos acuerdos de libros electrónicos, un
libro digital se vende por US$12,99, de los que 70% o US$9,09 van para la
editorial, y por lo general, 25% o US$2,27 para el autor.
El resultado es que con la venta de un libro electrónico un autor gana casi la
mitad de lo que obtendría con la venta del mismo libro impreso.
Los ingresos más bajos de los libros electrónicos llegan en medio de un descenso
que ya estaba en marcha en las ventas de libros. Las opciones de entretenimiento
aparentemente infinitas creadas por la web han reducido el tiempo que la gente
pasa leyendo libros. La debilidad económica también está contribuyendo a la
caída de las ventas.
Las ventas de libros de consumo alcanzaron en EE.UU. un máximo en 2008 con 1.630
millones de unidades. Se espera que la cifra disminuya a 1.470 millones de
unidades este año, y a 1.430 millones en 2012, dice Albert Greco, investigador
de mercado de la industria.
Por su parte, las ventas de libros electrónicos se están disparando en EE.UU. En
la actualidad, los libros electrónicos representan 8% de la facturación total
por la venta de libros en ese país frente a entre 3% y 5% de hace un año. Mike
Shatzkin, consultor editorial, anticipa que los libros electrónicos podrían
representar de 20% a 25% de las ventas totales por unidad a finales de 2012.
"Con el tiempo, los libros digitales superarán a los libros impresos", predice
Greco.
Algunos expertos de la industria dicen que los precios más bajos de los libros
electrónicos pueden resultar en un aumento de las ventas totales por unidad.
Queda por verse si este aumento compensará la pérdida de ingresos por la venta
de libros de tapa dura.
Aunque los libros electrónicos se encuentran todavía en sus inicios, las
editoriales dicen que el promedio de los anticipos por libros de ficción ya
están disminuyendo. Para garantizar los derechos de publicación de un libro, las
editoriales pagan a los autores un adelanto sobre las futuras ventas de libros.
Después de que el libro sale a la venta, el autor recibe una regalía de la cual
se deduce el adelanto inicial. Una vez que el autor recupera el anticipo, gana
un porcentaje por la venta de cada libro.
Siempre habrá algún autor con suerte cuya primera novela desata gran
expectativa. Pero hoy en día, muchas novelas debutantes que hace cinco años
habrían ganado lucrativos anticipo consiguen US$15.000 o menos, asegura Adam
Chromy, un agente literario de Nueva York, quien hace poco quedó decepcionado
con la respuesta inmediata de las editoriales a una primera novela que el pensó
era excepcionalmente buena.
Para algunos, los libros electrónicos son buenas noticias. Autores de renombre y
novelas que se consideran comerciales están cada vez más en demanda a medida que
los lectores de libros electrónicos gravitan hacia los libros más vendidos con
grandes tramas.
En julio, Amazon.com Inc. dijo que el fallecido escritor sueco Stieg Larsson,
cuya novela Los hombres que no amaban a las mujeres forma parte de la trilogía
superventas de libros detectivescos, fue el primer escritor en vender más de un
millón de copias para el Kindle, el lector electrónico de Amazon.
La historia es distinta para los autores nuevos de ficción y los que tienen
menos potencial comercial que podrían tener tiradas de 10.000 ejemplares o
menos.
La primera novela de John Pipkin, Woodsburner, ganó varios premios literarios
pero apenas ha vendido 359 copias digitales. "He tenido que replantear mi plan
de mantener a mi familia como escritor de tiempo completo", dice Pipkin.
No todo el mundo cree que el paso a la edición digital es necesariamente malo
para los escritores. El novelista E.L. Doctorow, que ha enseñado literatura
creativa durante 23 años en la Universidad de Nueva York, dice que con los
libros electrónicos, la industria se está distanciando de las editoriales en
manos de grandes corporaciones y volviendo de nuevo al estado tradicional que
disfrutaba hace muchos años.
Fuente: Diario Dia_1 (04/10/10)