BAJO LA LUPA: CÓMO ENTENDER Y USAR EL ETIQUETADO DE INFORMACIÓN NUTRICIONAL
La lectura acertada de la tabla nutricional va mucho más allá de la cantidad de calorías. Sepa cómo informarse en detalle sobre lo que consume día a día.
¿Cuántas veces revisa el empaquetado cada vez que adquiere un producto? Y si, lo ha hecho, ¿ha ido más allá de la cantidad de calorías?
Sea cual fuere el criterio para seleccionar un producto, nutricionistas anotan que muchas veces no se lee la tabla de información nutricional de manera efectiva. Sin embargo, algunas pautas pueden facilitar una lectura informada que contribuya a una dieta más sana.
La nutricionistas consultados por Gestión sugieren, ante todo, no dejarse influenciar por el diseño del empaque o término atractivos que pueda resaltar. Así, creer en la promesa "light" supone una decisión a ciegas. Según Camila Carbone, nutricionista de la Clínica San Felipe, este término refiere que el producto contiene en menor proporción un ingrediente específica, pero no garantiza que sea libre de grasas o azúcares.
Más allá de kcal
La vía acertada es leer detenidamente la tabla nutricional. Ante todo, la información ahí detallada suele corresponder a una porción de producto. (ej., 100 gramos), sin embargo en un empaque puede haber más de una (ej., 285 gramos).
La clave está en priorizar que los alimentos que consumamos no contengan niveles elevados de grasas (más aún si son saturadas), azúcares ni sodio. Jean Carlos Sulca, vocero de LabNutrition, sostiene que los valores máximos sí están establecidos y que, bajo ese esquema, se considera que un producto contiene exceso de azúcares si las calorías que estos otorgan representan 10% o más de las calorías totales; el contenido en grasas es alto si estas proporcionan 30% o más de las calorías totales; así también habría exceso de sodio si la razón entre los miligramos y las calorías es de 1.1 gramos o más. Coincide la representante de la Clínica San Felipe, quien remarca que, por el contrario, un alto contenido en fibra, vitaminas y minerales es un indicador favorable. "La fibra nos otorga sensación de saciedad de saciedad, previene el estreñimiento y ayuda a reducir el colesterol regulando los niveles de glucosa en sangre", precisa María Teresa Zumarán, nutricionista de la Clínica Ricardo Palma. "Un producto con buena proporción de fibra debería contener cerca de 10 gramos de este nutriente por cada 100 años", añade.
Valor diario
Es importante también comparar el valor diario que representa cada nutriente en donde (%DV) significa valor porcentual diario.
Carbone complementa así que se considera que el contenido de un nutriente es bajo si el VD es igual o menor a 5%; mientras que si es alto, el VD asciende a 20%.
Bajo este esquema, Zumarán advierte que, aunque algunos alimentos dicen ser fuente de calcio, esto es cierto únicamente si el producto aporta 20% o más de este nutriente. De lo contrario, habría publicidad engañosa.
Prioritarios
Los consultados coinciden asimismo en que se debe observar el listado de ingredientes: el orden está establecido según la cantidad usada en la elaboración. Es decir, en orden de mayor a menor contenido, por lo cual el que figura primero en el etiquetado es el que predomina.
De este modo, si ingredientes como azúcar, grasa o harinas refinadas aparecen a la cabeza, el producto debiera evitarse, ya que contiene poco valor nutricional, puntualizan.
Publicado en Gestión, 27 de junio del 2018